Las casas son el reflejo de la sociedad y de las necesidades de sus
habitantes. Por eso muchas casas antiguas, que poseen una gran riqueza de materiales, revestimiento de paredes o impresionantes suelos
de baldosa hidráulica, cuentan con una distribución anticuada que
no siempre responde a las necesidades y modas actuales. Por este motivo en ocasiones llega un momento en que por mucho que tratemos de
hacer pequeñas reformas ocurre lo mismo que con el refrán de la
mona vestida de seda, que mona se queda
. Es en esos momento cuando
surge la necesidad de hacer una reforma integral, que sea mucho más
que un lavado de cara. En estos casos, siempre es necesario acudir a
un profesional que sea capaz de ver donde de primeras no se ve nada y de imaginar la
futura casa desde la antigua. Hablamos de diseño, sí, pero también
de ejecución y de poder llevar a cabo, con solvencia y eficacia, lo
proyectado sobre el plano.
Hoy nos vamos a acercar a un interesante proyecto de reforma integral de un piso del centro de Madrid. Una vivienda en la que se han introducido cambios radicales y que sin embargo, al terminar, conserva ese aire antiguo y señorial presente en la edificación original. Llevada a cabo por la empresa Simetrika Rehabilitación Integral, en esta casa se han sabido conservar los elementos viejos mezclándolos con los nuevos, lo que ha dado como resultado una vivienda especial, con cierto aire vintage y estilo shabby chic, de la que será difícil no enamorarse a primera vista.
La sala principal de esta casa es el salón, una habitación amplia con diferentes ambientes, pero sin ninguna barrera física que los separe. En esta habitación se han mantenido las estupendas vigas de madera originales en un techo que uno no se cansa de mirar. Las ventanas, protegidas con contraventanas blancas rehabilitadas, muy típicas de las edificaciones del centro de Madrid, resaltan sobre una pared que ha conservado el ladrillo, poniéndolo a la vista para deleite de todos.
Lo bueno de las casas viejas es que están llena de rincones y recovecos inesperados. A la salida de la cocina encontramos este office con aire rústico, pero con un elegante rosetón de escayola en el techo. Cruzando unas vigas de madera que sirven de partición, entramos en la parte de comedor del salón. Bajo la mesa encontramos un suelo hidráulico instalado a modo de alfombra.
El predominio del blanco en la casa también lo encontramos en la cocina, donde los muebles nos recuerdan a las antiguas alacenas de las abuelas. Sin embargo, aquí se ha tratado de romper la monotonía del blanco con pinceladas de color en los cristales de las puertas y vitrinas, que tienen pequeñas vidrieras en colores celeste y azul.
En la casa se han conservado muchas cosas, como las vigas de madera en el techo o en los muros, pero también se han instalado otras nuevas que no intentan crear contraste sino complementar los antiguos materiales, tal y como vemos en la elección del pavimento: una tarima de roble maciza.
En cuanto a la calefacción, se tomó la decisión de utilizar los antiguos radiadores de hierro ya que instalar nuevas piezas habría roto la armonía rústica de la casa.
Este dormitorio nos recuerda a las antiguas alcobas de las casas señoriales, con la chimenea, la cama frente al ventanal, las escayolas del techo, las vigas de madera y, por supuesto, la luz entrando a raudales. Una habitación con aires antiguos y coloniales -no pasar por alto el elegante sillón de mimbre- con un romanticismo del que pocos dormitorios convencionales pueden presumir.
Para la habitación infantil, al igual que en el resto de la casa, se han mantenido los ladrillos de paramentos vistos, con un velo en blanco que aclara el impacto. Además se ha dejado que el color entre en la habitación, pintando una de las paredes de un delicado azul y con algunos muebles de colores vivos y eléctricos, como la mecedora amarilla y la cuna verde manzana.
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