En una residencia de Bosque de Las Lomas, en Ciudad de México, había una gran estancia compartida por el recibidor, la sala y el comedor, que estaba siendo realmente desaprovechada. Los muebles lucían aislados, no se lograba una interacción entre ellos ni una integración de áreas.
Si bien, todos los muebles eran de un estilo similar y se notaba la intención de tener un ambiente cálido y acogedor, la amplitud del espacio era avasalladora, por lo que era inminente la intervención de una profesional para lograr la integración tan deseada y un ambiente familiar completo.
Es entonces que NATALIA MENACHE ARQUITECTURA llega a conocer este espacio y comienza un proceso de trabajo, análisis, estudio y diseño para llegar a un resultado satisfactorio, logrando un espacio unificado, en armonía, funcional y con mucho estilo. Te invitamos a conocer el proceso.
A pesar de contar con una sala bastante amplia, muebles confortables y accesorios de tamaño considerable, el espacio seguía luciendo grande y vacío. No invitaba a permanecer ahí, a ser disfrutado.
Podemos apreciar que había un estilo definido, una paleta de colores muy precisa de grises y neutros, textiles lisos de colores sutiles y acentos en algunos detalles decorativos. Pero seguía sintiéndose un vacío enorme, un cierto frío.
Lo mismo pasaba con el recibidor, a pesar de ser un espacio amplio y bien definido, no conectaba con el resto de la estancia, era como un sitio separado al que no se tenía acceso ya que, si bien recibía a la gente, ésta pasaba al área social sin notarlo apenas.
Por todo lo anterior fue que se decidió intervenir en este lugar, y el proyecto incluyó una sala con un amplio organizador con televisión y anaqueles, puertas deslizables y mobiliario dirigido.
Un área de bar y un espacio totalmente integrado fueron las premisas para lograr una estancia familiar perfecta para compartir también con amigos.
Se proyectó reutilizar algunos muebles que estaban en excelentes condiciones y eran realmente funcionales. En cuanto al estilo, el cambio lo reforzó sin necesidad de integrar uno nuevo. La sala y el comedor se mantuvieron, se rehizo en cambio el mueble de la televisión y se integró desde cero el bar a la medida, potencializando el impacto del espacio en conjunto.
Considerando que el recibidor es el espacio que nos da la bienvenida a un ambiente hogareño, fue necesario también intervenirlo, ya que no estaba acorde a ningún elemento del departamento, ni a los muebles ni al estilo. La propuesta incluye un manejo de texturas y luces que le dan un toque moderno y perfecto para integrarse al conjunto.
El resultado se llevó al pie de la letra con la propuesta. La sala, reutilizando los sillones, resultó en un espacio integral sin sacrificar amplitud, pero ahora luce unificado y armonioso. Los organizadores de la pared le dan un toque sofisticado y muy refinado, el contraste de la madera y el color negro, el color claro del sillón y los accesorios lucen encantadores. ¿Y qué tal el bar?
Una esquina al fondo del gran espacio podía ser olvidada o aprovechada para algo genial, ¡y se optó por la segunda opción!
Este rincón se aprovechó para integrar un bar con organizadores y barra, un espacio perfecto para compartir con amigos, in sitio de impacto al entrar a la estancia, un remate visual ¡fantástico!
No cabe duda que el resultado es genial, con una combinación de colores que se mantiene desde el diseño original: colores neutros, maderas y contrastes en negro. Se mantuvo el hermoso piso de madera pero ahora luce genial, con espacios unificados y una armonía visual encantadora.
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