Si te preguntas cuál es el tipo de muro que deberías elegir para tu próximo proyecto, este es el artículo que estabas buscando.
Los muros son básicamente superficies verticales y estructuras continuas que sirven como contención de un terreno, y cuya función es darle cierre a un espacio. Para su construcción, se puede optar por distintos tipos de muros, como un muro de block, un muro de concreto, un muro de ladrillo o muros prefabricados de hormigón. Cada uno de estos materiales representa ciertas ventajas y desventajas en cuanto a durabilidad, aislación y costo. ¿Pero cuál es más conveniente y por qué?
Cualquiera sea el proyecto, desde una casa a un edificio industrial o comercial, existen distintos tipos de muros que se clasifican según la función que cumplen. Las tres categorías principales, que detallaremos a continuación, son la de muros de carga, muros divisorios y muros de contención. De acuerdo al tipo de muro, algunos materiales resultarán más convenientes que otros.
Estas estructuras están sujetas a compresión, ya que su principal función es la de soportar cargas. Es decir, que otros elementos de la edificación como cubiertas, bóvedas o vigas se apoyarán sobre ellos.
También conocidos como muros portantes, resulta especialmente importante el espesor de este tipo de pared según el peso que deba soportar. Los materiales que se usan más frecuentemente para este tipo de muros son la piedra, los ladrillos, el cemento, el block de cemento y el concreto armado.
Estos muros sirven para separar espacios o ambientes, y resultan mucho más ligeros que los muros de carga ya que no soportan elementos estructurales. En cambio, lo más importante para las paredes divisorias será su capacidad de actuar como aislantes térmicos y acústicos, además de sus propiedades impermeabilizantes.
Por lo general los materiales que más se utilizan para estos muros son el tabique rojo, el cemento hueco, madera, metal, plástico o piedra pómez.
Este tipo de muro es aquel que soporta las cargas horizontales, es decir las del terreno. Resultan necesarios para detener y contener masas de tierra o de distintos materiales que no asuman una pendiente natural.
Para estos muros, los materiales más habituales son el hormigón y las piedras.
El block de concreto es un material prefabricado ampliamente utilizado para la construcción de muros. Al igual que como sucede con los ladrillos comunes, estos bloques conforman un conjunto cuando se apilan y se unen con mortero integrado generalmente por agua, arena y cemento. Por lo general, cuentan con un interior hueco que permite el paso de barras de acero y el relleno de mortero, aunque existen diversos tipos de blocks de concreto con características variadas.
La variedad en cuanto a dimensiones, texturas y tipos es realmente amplia. En principio, podemos mencionar los block tipo U, el block hueco pesado, block ligero, block macizo y block naranja. En cuanto a terminaciones, encontraremos superficies lisas tradicionales, así como otras más rugosas, y sus dimensiones oscilan entre el clásico 8x8x16 pulgadas para uso estructural, y otros de 8x3.5x39 pulgadas para tabiquería.
En sus orígenes, estos bloques se fabricaban a mano, pero actualmente existe una producción automatizada que permite elaborar miles de bloques por hora. Como no necesitan cocción, pueden ser fabricados por albañiles no especializados, lo cual puede convertirlos en una opción de bajo costo.
Si se toman las medidas adecuadas, un muro de bloques puede servir muy bien como aislante térmico y acústico. Lo fundamental será asegurarse la correcta colocación de la mezcla en todas las juntas, y considerar incorporar aislantes para sumar una capa de protección.
Existen varios factores a tener en cuenta cuando se construye un edificio o vivienda, y uno de ellos es la correcta elección del material de construcción. La elección ideal dependerá no solo del tipo de estructura, sino también del presupuesto disponible. El ladrillo es uno de los materiales más antiguos que se utiliza en arquitectura, y muchas de sus principales ventajas y cualidades no han sido superadas aún hoy por otros materiales.
Para realizar una comparativa entre estas dos alternativas, debemos tener en cuenta una cantidad de aspectos. En principio, el bloque resultará más económico (ya que no requiere cocción como el ladrillo), aunque si es un block hueco con superficie porosa puede ofrecer resultados más pobres en cuanto a aislamiento. Por otro lado, si consideramos la solidez y la durabilidad, el ladrillo resultará superior, además de ser una alternativa más ecológica y sostenible por sus métodos de producción. Si comparamos cuál aísla mejor la temperatura, nos encontraremos con que el ladrillo también resulta más efectivo en este punto. Si se construye en una zona muy fría, el ladrillo será capaz de mantener la calidez de la vivienda por más tiempo, y a su vez permitirá ambientes más frescos con altas temperaturas. Esto se debe a que el coeficiente de conductividad térmica resulta mayor en el concreto que en la arcilla a partir de la cual se construyen los ladrillos. Por último, también debemos destacar que el ladrillo resulta más efectivo en cuanto a sus capacidades para aislar la humedad en tiempos de lluvia y también aísla mejor el ruido y los sonidos molestos que los bloques de concreto.
Como conclusión, podemos decir que, si bien un muro de ladrillo contará con propiedades que lo harán sobresalir sobre otros tipos de muros como un muro de concreto, si no se cuenta con un presupuesto demasiado amplio y el proyecto de edificación es en una zona que no está expuesta a condiciones climáticas demasiado extremas, el block de cemento igualmente puede resultar una alternativa válida y económica. Será cuestión de analizar con detenimiento las características de cada material para definir cuál es la mejor alternativa para cada proyecto. ¡Esperamos que este artículo te haya sido de utilidad!