Al diseñar un espacio habitable, principalmente el enfoque es cómo vamos a resolver la
envolvente vertical del espacio, concentrándose primero que nada en los muros que se
construirán para definir y contener estas áreas, dejando para después la solución que se
propondrá para la cubierta de dicho contenedor. Esto, que quede claro, no le resta
importancia a este fundamental elemento del diseño arquitectónico y estructural, que a
final de cuentas, es un factor más que interactúa con los otros elementos constructivos a
la hora de brindar protección de los factores externos al interior de una edificación.
Como acabamos de mencionar, las cubiertas y techos tienen una función práctica y
estructural que brindan seguridad al diseño y construcción de una edificación. Pero su
participación en una composición arquitectónica no para ahí, también son un gran e
importante elemento que brinda carácter y estética al diseño en general. Por su cara
exterior, vemos más su función práctica, protegiendo de las inclemencias del tiempo,
siendo parte de la estructura para soportar equipamiento o también pudiendo fungir con
un área habitable más del edificio. Por dentro, ya sea que cuenten con doble altura, una
inclinación o una estructura aparente, se vuelven parte de las características y elementos
que le añaden valor a la estética y diseño de interiores de una composición arquitectónica,
teniendo también de este lado un valor funcional y práctico, al poder albergar
instalaciones y elementos decorativos y de iluminación que participan activamente en el
resultado final de las intenciones de los arquitectos, constructores y diseñadores que
intervinieron en la creación de ese espacio.
Así pues es como un elemento estructural tan importante a la hora de diseñar y construir
una edificación llega a tener un rol tan importante en la ejecución de una obra
arquitectónica, tomando en cuenta tanto sus características funcionales como estéticas.